CAMBIARSE DE ACERA.

Vivimos tiempos, en los que los cambios de acera son, según en que casos, frecuentes. En concreto, por un favor laboral, hay gente que es capaz de lo que sea, sin tener en cuenta su dignidad como persona, y no les duelen prendas en vender su alma al diablo. Pero allá cada cual con su alma y con su diablo.
Pero no, no es de este tipo de aceras, sino de la urbanas.
Hubo un tiempo, en el que tal vez influenciados por las rayas del uniforme de los penados, y en los tiempos en los que se instalaba la macro cárcel de Zuera, en el consistorio se les ocurrió el pintar pasos de cebra cada dos por tres. Muchos nos preguntábamos el porqué de tanta raya, pero todo fuera o fuese por la seguridad vial.
Llegado es el momento, en el que las rayas son meras manchas borrosas, invisibles tanto para los peatones como para los conductores, con lo que el cambiarse de acera, - ahora sí -, es un auténtico ejercicio de temeridad por parte de los de a pie. Sobran pasos de cebra, eso es de cajón, pero los situados en lugares estratégicos, bien  merecerían una mano de blanqueo, aunque sea con pintura al temple, eso sí, de exteriores, no sea que con una tronada se borren las tiras.
Un voto para la persona a la que se le ocurrió el echar arena  al pintar las  señales verticales que se han repasado estos días. Menos mal que hay alguien que piensa en la seguridad.
Otro cantar es el de los coches aparcados en contra dirección en  calles de doble sentido. No es el primero - ni será el último -, que se encuentra con un coche que se le viene encima, cuando circulando como es debido y por su derecha, el conductor de otro vehículo, ve un  hueco en el carril contario y...¡¡zas!! ni corto ni perezoso invade el antedicho y aparca. La segunda parte de la epopeya, acontece cuando al salir para incorporarse al carril correcto, de nuevo el que circula con todas de ley, se encuentra con que medio coche del mal aparcado le sale sin saber de dónde, aunque sí de qué manera.
No es que nos pongamos en este blog a dar ideas, simplemente son sugerencias. Todo sea por la seguridad de los vecinos. Que somos todos.